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El diario de Ana Frank / [s.n.]

Por: [s.n.] [Autor].
Tipo de material: materialTypeLabelLibroEditor: Argentina: Prometeo, 1992Edición: 1a. ed.Descripción: 215 p.ISBN: 97898757418e+012.Tema(s): ANA FRANK, 1929-1945 | HOLOCAUSTO JUDIO (1939-1945) - RELATOS PERSONALESClasificación CDD: 920.72 Resumen: En un pabellón situado detrás de un patio, tal como hay en tantas casas de Ámsterdam, se instalaron como ratas en un orificio. Había que adoptar mil precauciones: no dejarse ver, no hacer ruido. Es de imaginar qué problemas de todo orden se les presentaban a estos prisioneros voluntarios: los menores no eran, indudablemente, aquellos cuyos términos renovaría diariamente la intolerable cohabitación de ocho seres. Fue allí, en el ambiente paradójico, donde Ana descubrió a la vez su propia existencia y la de otros. A la hora en que una criatura comienza a enfrentarse con el mundo exterior y saca de los múltiples contactos un enriquecimiento infinito, esta muchachita no tuvo ante ella sino el espectáculo del abrigo húmedo, del patio y de los siete locatarios -parientes, amigos, relaciones- con quienes tenía que compartir su suerte. Lo asombroso es que su sensibilidad no se haya, en poco tiempo, falseado, que haya sabido conservar su libertad, su fantasía y la alegría que, hasta en los peores peligros, flota y resuena, a lo largo de su Diario, con el son mismo de la virtud de la infancia.
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Tipo de ítem Ubicación actual Signatura Copia número Estado Fecha de vencimiento Código de barras Reserva de ejemplares
Libros Libros Biblioteca Central SM
Colección General
920.72 F736 (Ver Items Similares) Ej.1 Prestado 04/05/2024 22156
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En un pabellón situado detrás de un patio, tal como hay en tantas casas de Ámsterdam, se instalaron como ratas en un orificio. Había que adoptar mil precauciones: no dejarse ver, no hacer ruido. Es de imaginar qué problemas de todo orden se les presentaban a estos prisioneros voluntarios: los menores no eran, indudablemente, aquellos cuyos términos renovaría diariamente la intolerable cohabitación de ocho seres. Fue allí, en el ambiente paradójico, donde Ana descubrió a la vez su propia existencia y la de otros. A la hora en que una criatura comienza a enfrentarse con el mundo exterior y saca de los múltiples contactos un enriquecimiento infinito, esta muchachita no tuvo ante ella sino el espectáculo del abrigo húmedo, del patio y de los siete locatarios -parientes, amigos, relaciones- con quienes tenía que compartir su suerte. Lo asombroso es que su sensibilidad no se haya, en poco tiempo, falseado, que haya sabido conservar su libertad, su fantasía y la alegría que, hasta en los peores peligros, flota y resuena, a lo largo de su Diario, con el son mismo de la virtud de la infancia.

[s.n.] 1992 1992

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