Se necesita de un gran coraje para luchar por la felicidad, pero también de mucha sensibilidad para comprender cuál es el camino correcto, qué nos vulnera y qué se necesita para sanar las heridas. En esta historia de amor propio y reconstrucción de uno mismo, Lesslie nos muestra que siempre hay motivos para amar y reconocer nuestra valía, que quizás algunas personas llegan para darnos las lecciones más importantes y bellas, aunque sean de un modo inesperado y solo después de ellos podemos comprender el verdadero significado de la palabra amor.